¿Sabías que la Diada no celebra una victoria, sino una derrota?
Pero qué derrota, señores. De esas que te hacen perder el partido, el estadio y hasta el balón. La Diada de Cataluña, celebrada cada 11 de septiembre, conmemora la caída de Barcelona en 1714 durante la Guerra de Sucesión Española. Y aunque se perdió la batalla, nació un símbolo de resistencia que sigue vivo tres siglos después.

El origen: una guerra por un rey sin hijos
Todo empezó en 1700, cuando Carlos II “el Hechizado”, último de los Austrias, murió sin descendencia. Y claro, cuando no hay heredero, lo que viene es una pelea de tronos que ni HBO.
Dos candidatos se disputaban el trono:
- Felipe de Anjou, apoyado por Francia y Castilla (los futuros Borbones).
- Carlos de Austria, Archiduque y cuñado del difunto, apoyado por Aragón y Cataluña.
Cataluña apostó por Carlos, buscando mantener sus leyes, instituciones y autonomía. Pero como en toda buena historia trágica, apostaron al caballo perdedor.
El asedio de Barcelona: 14 meses de resistencia
En 1713, tras la retirada de las tropas aliadas, Barcelona decidió resistir sola. Durante 14 meses, la ciudad fue bombardeada por las tropas borbónicas de Felipe V. El barrio de la Ribera fue arrasado, y miles de ciudadanos murieron defendiendo su ciudad.
El 11 de septiembre de 1714, Barcelona cayó. Y ahí empieza lo que hoy conmemoramos como la Diada de Cataluña.
Las represalias borbónicas: cuando la venganza se volvió arquitectura
La Ciudadela: el castillo del miedo
Felipe V mandó construir una fortaleza militar en forma de estrella en el barrio del Born. ¿El objetivo? Controlar la ciudad y recordarle quién manda. Dos de sus baluartes apuntaban directamente a la ciudad, como diciendo: “¿Otra rebelión? Os bombardeamos hasta el alma”.
Para construirla, derribaron el barrio de la Ribera y obligaron a los vecinos a desmontar sus propias casas piedra a piedra. Las piedras fueron reutilizadas para levantar la Ciudadela. El primer desahucio masivo de Barcelona. Urbanismo con trauma.
Normativa surrealista: cuchillos atados
La paranoia borbónica llegó a tal punto que se impuso una norma: los cuchillos debían estar atados a las mesas con cuerdas. Por si acaso alguien se animaba a rebelarse mientras cortaba el pan. ¿Revolución? No. ¿Tortilla? Tampoco.
El mártir: Josep Moragues i Mas
El general catalán que lideró la defensa fue capturado y sometido a un castigo ejemplar:
- Lo arrastraron por la ciudad en camisa de penitente.
- Lo degollaron y decapitaron.
- Su cabeza fue expuesta en una jaula oxidada durante 12 años en el Pla del Palau.
Un “souvenir” macabro para que nadie olvidara lo que pasa cuando te enfrentas al poder.
El Fossar de les Moreres: el cementerio de los héroes
En esta plaza se enterraron los defensores de la ciudad. Hoy es símbolo de resistencia. Allí se lee:
“Al Fossar de les Moreres no s’hi enterra cap traïdor.
Fins perdent nostres banderes, serà l’urna de l’honor.”
¿Y si lo revives en un tour?
El Born es hoy un barrio vibrante, pero bajo sus calles hay historia, ruinas y memoria. En el tour de HL Comedy Tours, esta tragedia se cuenta con humor, ironía y emoción. Porque reírse del pasado no es olvidarlo, es entenderlo.
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¿Qué significa la Diada?
La Diada de Cataluña no celebra una victoria, sino la dignidad de resistir. Es el recuerdo de una ciudad que luchó por sus derechos, su identidad y su libertad. Y aunque perdió, no se rindió.